¿ERRADICARÁN LA CAZA Y A QUIENES CAZAMOS?

¿ERRADICARÁN LA CAZA Y A QUIENES CAZAMOS?

Javier Sintes Pelaz

Delegado en España  de la Fundación Nacional para la Educación del Cazador con Arco NBEF. El autor es entre otras cosas articulista ambiental y cinegético, y está especializado en actividades recreacionales de eco aventura

Quienes solemos cazar, sabemos que si una andanada de perdigones sale bien apuntada de una escopeta; una certera bala lo hace de un rifle; una eficaz flecha parte de un arco; un ave altanera alcanza su presa, o un diligente perro  de caza cumple con su cometido, lo que acontece –si no existe una predación natural eficaz y si por ello se requiere nuestra cooperación- es una adecuada e ineludible forma de colaborar con el medio ambiente, con la especie del ejemplar abatido y por ende, con su hábitat.

Por eso y año tras año, muchísimos cazadores aún salimos con nuestras escopetas, rifles, arcos, halcones y perros, entre otros medios cinegéticos, a intentar cazar cuando y en donde podemos hacerlo porque a efectos de quienes rigen el medioambiente, SOMOS IMPRESCINDIBLES y si esto no fuese así, NO nos dejarían cazar.

Por eso, temporada tras temporada y porque les es ABSOLUTAMENTE NECESARIO, los responsables de las agencias del medio ambiente de todas las naciones del mundo -cuyo cometido principal es  el de preservar, conservar y mejorar genéticamente las especies cinegéticas y el resto de la biodiversidad que exista donde ellos inciden- dictan cuáles serán las especies a cazar, la cantidad de piezas y ejemplares a abatir, y en dónde y cuándo se celebrarán dichas cacerías.

Afortunadamente para el medioambiente contemporáneo, los extremistas anti caza emocionales -los que creen fervientemente que su opinión es la que debe prevalecer pues no tienen, ni quieren, ni se les deja tener conocimiento científico alguno sobre el tema-, se estampanan contra la realidad de que, por ahora y salvo en Albania y Kenia, ninguna Consejería Medioambiental del mundo les hace caso.

La mayoría, los que no tienen una adecuada noción de lo que es la Naturaleza contemporánea y que además están convencidos de sus criterios con absoluta buena fe -lo cual hay que tener en cuenta- se consternan ante la anual apertura de cada nueva veda, pues creen, a pies juntillas, que lo de cazar no debería acontecer, pero al menos, no obran hipócritamente como la gran mayoría de quienes influyen en ellos para vivir de sus votos y de sus cuantiosas aportaciones económicas por ser, salvo escasísimos ejemplos de ético y buen hacer conservacionista y ecológico, unos arteros dirigentes ecólogo-políticos que ocultan la  realidad de lo que es la caza a sus incondicionales urbanos.

Así acontece que todos esos gurúes pro animalistas, astutos, mega ambiciosos y ultra hambrientos de lograr los votos de todas las masas urbanitas que votarían la prohibición de la caza si pudiesen hacerlo, al estilo de lo que pasa en Albania, SÍ saben, perfectamente, que prohibirla generaría una pronta debacle ambiental irreconducible, pero, como lo que quieren es medrar y pillar poder, sueldo mensual y despacho, no dudan en mantener a sus incondicionales debidamente errados y convencidos de que la caza es algo malo que hay que prohibir lo antes posible.

Por otro lado, los que sin ser extremistas no cazan -la gran mayoría de la gente- también suelen preguntarse porqué aún se permite cazar y para gran infortunio del medioambiente, los medios de difusión pública no especializados en la caza NO suelen, salvo muy honrosas excepciones, informar sobre la realidad de lo que es y para qué sirve, ya que actualmente se considera como un tema políticamente incorrecto y arriesgado, que puede herir la sensibilidad de mucha gente o peor aún para esas editoriales, puede generar muchas pérdidas en sus ventas pues su público es mayoritariamente urbano y por tanto, muy influenciado por las tendencias eco-político-pro animalistas.

De hecho, yo lo he propuesto en varias ocasiones a diversas empresas que publican periódicos de difusión a nivel nacional, y por ahora nadie se atreve a publicar algo que explicase de qué va este asunto a su respectiva clientela pues, como dichos artículos tendrían que reconocer y divulgar nuestra innegable utilidad ambiental, sería como ponerse del lado de la caza y eso a ellos no les conviene.

Empatizando ahora con los sentimientos de quienes realmente se entristecen por los animales que se han de cazar año tras año, a lo cual tienen perfecto derecho, lo suyo sería poder informar a esa gran mayoría, acerca de los entresijos de la caza ética y responsable como herramienta global ambiental, pero, de entrada, hay que coincidir y aceptar, por nuestra parte, que el tiro zafio y gratuito; los gestos y las expresiones que indican

de todo menos un mínimo de respeto por la pieza a la que acaban de privar de su vida, y los impresentables furtivos, desprestigian a quienes sí somos un gran y digno colectivo de cazadores legales, éticos y responsables.

Partiendo de esos conceptos, es decir, rechazando públicamente todo lo que nos desacredita a nivel jurídico o mediático, es entonces cuando se podría expresar que la caza de las especies silvestres que lo requieran, si se planea, se gestiona y se lleva acabo idóneamente, es una inevitable actividad anual para que se garantice que la fauna cinegética y la que no lo es, se perpetúe sosteniblemente en nuestros campos.

Como una opción que suele ser muy efectiva cuando se dan explicaciones a quien las requiere, el asunto de la caza con arco les parece, a priori, como algo mas tragable o ético, e incluso, hay quien tras enterarse de que va, para qué, cómo y cuando se puede aplicar, llega a la bien intencionada conclusión de que esa debería de ser la única modalidad de caza, y entonces, aprovechando esa inicial y positiva reacción, se asombran cuando se les reconduce dicha desacertada deducción tras inducirles a concebir que eso sería un error ambiental total y garrafal pues, en realidad, la caza con arco solo ha de considerarse como un adecuado complemento de la que se debe y se tiene que desarrollar, año tras año, con armas de fuego para poder mantener idóneamente equilibrado un entorno que lo requiera.

Inicialmente se quedan intrigados e incluso algo descolocados pero, al menos, tal aseveración les conlleva a preguntar porqué, y a partir de ese momento, ya se pueden iniciar la explicaciones pertinentes al punto de que la mayoría de esa gente no cazadora, cambia su criterio con respecto a la caza, y aunque lo mas normal es que nunca cazará, ya no se opondrá a que se cace salvo que el gremio cazador baje la guardia y la incite a no considerarnos dignos de su confianza ¿por culpa de quien?… ya lo sabemos.

Por culpa de una minoría de individuos que nos desprestigian con sus acciones, con sus comentarios y lo que es peor, con sus vídeos en Youtube, pues es un hecho que para ver un lance ético y respetuoso, se ven cientos de ellos, llevados a cabo por el inmaduro de turno, fardando de su osadía con gestos y palabras soeces muy desafortunadas y despreciantes hacia el animal recien muerto, que lo único que realmente consiguen es generar consecuentes argumentos en contra de la caza.

Woman Bowhunter in Sunset

Así pues, o se reconduce el asunto de la imagen publica de los cazadores a base de no dar oportunidad alguna a quien desee arremeter contra nosotros, o veremos como la gente anticaza intentará erradicarnos con cada vez mas ahínco y ante esto, que es una realidad y que nos puede acontecer si no nos espabilamos, ¿qué se puede hacer?

… Entonar un sentido mea-culpa; unirnos asociativa y masivamente para poder tener influencia social y política; machacar jurídicamente a quien genere descrédito a la caza; denunciar y penalizar a quien furtivee según lo hace la Lex Sajona, pues la vigente Lex Regis no vale para nada; divulgar la caza en los colegios, tanto a las y los niños como a las y los adolescentes; hacerlo, también, en los Institutos a la juventud quinceañera; rematar ese tipo de divulgación en las Universidades; conseguir que los medios de difusión publica difundan -por propio convencimiento- los beneficios de una caza ambientalmente circunstanciada y además, juntarnos a nivel de todos los cazadores de la Unión Europea.

Es ahí donde a muchos nos gustaría ver -si todo pudiese reconducirse de forma tal, que el resultado fuese positivo para todos los implicados- cómo la ONC y la RFEC se rehermanan de nuevo para poder tener una eficiente influencia común en la FACE y por tanto, en la UE ya que juntos se lograría muchísima fuerza ante los detractores de la caza

Así escrito, es muy bonito, pero en realida, dichos empeños serían muy complejos y arduos de llevar a cabo pues lo primero que se debería hacer, a mi juicio y el de mucha  gente, sería, como ya se viene haciendo desde hace mucho tiempo en el extranjero, desligar el concepto de la caza de las palabras “deporte” y”competición”, pues no hay mejor argumento para los “antis” que la caza sea considerada, en la actualidad y jurídicamente, como un deporte en el que cuando se compite, mueren animales sin ninguna justificación ambiental, es decir, una actividad que implica el concepto “matar por deporte”, es decir, algo absolutamente indefendible y negativo para todos nosotros.

Entonces, ¿no sería mucho mas adecuado, corriendo los tiempos que corren, hacer lo que ya se está haciendo en muchas naciones que ya desligan la caza de cualquier enfoque deportivo o competitivo en el que mueren animales sustituyéndolos con dianas, estáticas, móviles o voladoras que los emulan?

¿No se conseguiría, entonces, mantener y potenciar unas competiciones inviables de ser atacadas por los animalistas para poder, en tal caso, ensalzar y difundir la gran relevancia de la caza al servicio del medio ambiente justificando así su existencia, al reconocerla jurídicamente como una actividad ambiental socio-recreacional ineludiblemente requerida anualmente por todos los responsables ambientales de los hábitats que la necesiten para  conservarlos sostenible y anualmente equilibrados?

Orgullo de ser cazador

Eso es lo que está ocurriendo, gracias a las recomendaciones y el respaldo de la UICN, en Norteamérica desde hace ya unos diez años y mas recientemente, en algunas naciones africanas y europeas, siendo, la respuesta de las sociedades implicadas, muy positiva, pues poco a poco y gracias, sobre todo, a la ética y el buen hacer de los cazadores y a las explicaciones y el respaldo de los respectivos gobiernos, los medios están empezando a colaborar y por tanto, la gente no cazadora se está dando cuenta de que la caza, si está ambientalmente y socialmente circunstanciada, es una actividad necesaria.

Así pues… o se cambia nuestro enfoque, impidiendo de base, que se desprestigie o que se intente erradicar la caza con nuestros argumentos ambientales y nuestras actitudes irrefutables, o me da que los anti caza y los animalistas van a intentar influir, cada vez con mayor empeño, para que la Ars Venatoria  sea algo a combatir y erradicar lo antes posible.

Expuesto todo esto, voy ahora a reseñar unos conceptos que se suelen coloquiar a menudo, pues todos coincidimos en que generan reacciones no deseadas si se trata de ir conllevando a la ciudadanía en general a que consideren la caza como algo necesario y conveniente.

Por eso y con la finalidad de aportar algunas sugerencias a quien las lea, dejo constancia aquí de tres conceptos, que tienen, creo, mucho que ver con las actuales dificultades que existen para que la gente se avenga a lo pretendido.

Para empezar, muchas personas no cazadoras creen “Disneynianamente” que los cazadores matan por matar y que se regocijan con eso. Por un lado, hay que reseñar y criticar que algunos, -que no son cazadores y que sí son tiratiros o tiraflechas- SÍ lo hacen, y encima, alardean de ello desacreditando con ese comportamiento, a la gran mayoría que disfrutamos respetuosa y éticamente de todo lo que implica la caza, pero que, precisamente, NO nos divertimos ni bromeamos frívola o despreciativamente con las muertes de los ejemplares que hemos propiciado.

Es más, lo que casi todos hacemos y así nos comportamos la gran mayoría tras el lance y durante ciertos segundos de íntima comunicación emocional al cobrar la pieza, es solicitarles indulgencia por haberlos privado de su vida agradeciéndoles, además, lo que nos han deparado y el alimento que nos van a proporcionar. Por tanto, matizamos a quien no sea cazador, que el verbo disfrutar solo se puede usar en estas cuestiones, si involucra TODO lo que implica la caza como actividad  a desarrollar, EXCLUSIVAMENTE, cuando ésta es ambientalmente necesaria, y quien no concibe esto, no es un cazador. Sencillamente, no se merece ese título.

En segundo lugar, siempre que leo, oigo o veo noticias en España sobre el furtivismo, se suele usar el concepto “cazadores furtivos” y eso no acontece en otras naciones en las que a esos indeseables se tildan, única y lógicamente, de furtivos, al estilo de Poachers en inglés, de Braconniers en francés, de Wilddieb en alemán o de Bracconieri en italiano, sin implicar y vilipendiar a quienes son cazadores legales, éticos y comprometidos como lo somos la gran mayoría, y por eso, creo que si los medios de difusión publica españoles empezase a nombrar a los furtivos o al furtiveo sin mezclar esas palabras con los cazadores o con la caza, todo iría mejor, y para terminar e intentando aportar otra propuesta para que la gente no cazadora nos aceptase más, deberíamos evitar al máximo usar el verbo “matar” para comentar nuestros logros cinegéticos pues no hay nada mas nefasto, chocante y agresivo para alguien que no lo es, que escuchar la tipica frase de “… ayer maté tal o cual animal” que como es de rigor, generará algo muy diferente a lo que acontecería si en vez de eso hubiese escuchado “… ayer cacé tal o cual animal”. Así pues, el que los periodistas, locutores y reporteros televisivos vayan cambiando de actitud y que los cazadores dejemos de “matar” y comencemos a usar el verbo “cazar”, creo que seria muy positivo.

Por todo ello, que cada uno medite sobre el tema y que entre todos logremos que no haya argumentos en nuestra contra y, si lo logramos, quien mejor saldrá beneficiada será la Naturaleza que aún nos queda y la biodiversidad que en ella exista, sea o no sea cinegética.

Así pues, que no nos erradiquen… y como siempre…  ¡buena caza!

**LA ONC NO SE HACE RESPONSABLE DE LAS OPINIONES EMITIDAS POR LOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS