SE ABRE LA VEDA

SE ABRE LA VEDA

Javier Sintes Pelaz

Delegado en España  de la Fundación Nacional para la Educación del Cazador con Arco NBEF. El autor es entre otras cosas articulista ambiental y cinegético, y está especializado en actividades recreacionales de eco aventura

Otra vez nuestros montes, bosques y páramos españoles ya están invernando, y todos los seres no cazables junto a los que sí lo son, intuyen que podrían acontecer muchas cosas. Por ello y como ejemplo, mucha gente, ya sea de la montaña, del campo o de las grandes ciudades, ya está disfrutando de la vigente temporada de caza.

La gran mayoría la vivirán como clientela cazadora y por ende, ellos y cada vez mas cazadoras, serán quienes, aportando sus menos o mas onerosos pecunios, intentarán cazar, recreacional y legalmente, lo que las diferentes Agencias del Medio Ambiente de cada Comunidad Autónoma hayan aconsejado y autorizado según lo requiera su correspondiente Naturaleza, y ello implica, como ejemplo genérico, que cazar en Aragón, no será semejante a hacerlo en Andalucía.

Por su parte, otros participantes en este tema, los  propietarios de cotos privados o los responsables de entornos cinegéticos, ya sean Reservas de Caza o Parques Naturales en el que existan especies que se  puedan y se deban ofrecer para ser cazadas, ya estarán intentando cumplir con sus respectivos planes técnico-cinegéticos y si lo hacen adecuadamente, – de forma tal, que se garantice el anual equilibrio de sus entornos y la idónea excedencia de las especies de caza que ellos gestionen-, lograrán la consiguiente venia de sus correspondientes Agencias Ambientales Autonómicas, para volver a presentar, año tras año, sus  propuestas cinegéticas al público cazador y eso nos conlleva a aseverar, que sin esa clientela cazadora consumiendo esa anual oferta, una gran debacle ambiental y social sería, pasados unos pocos años, una tristísima realidad.

Con respecto a ese público, -que para infortunio del medioambiente  merma incrementante y generacionalmente a nivel internacional-, se ha de matizar que por un lado, un tipo de muy solventes clientes serán quienes intenten abatir sus piezas en los cazaderos mas renombrados que estén al alcance de su economía.

Por otro, la gran mayoría de los cazadores rurales y urbanos que no tienen tanta holgura económica, se las ingeniarán para poder cazar en donde se ofrecen precios mas asequibles, y todos ellos, ineludibles, irán colaborando, con sus dineros, en el manteniendo del necesario equilibrio ambiental de los entornos que visiten y es un hecho que a este respecto y generalizando, pues existen algunas escasas y muy encomiables excepciones-, la mayoría de quienes se auto tildan de protectores de la Naturaleza no aportan acción directa o dinero alguno para garantizar su sostenibilidad.

Así pues, que nadie tergiverse las cosas, pues fría y realmente, toda la caza que se ofrece cada temporada a la clientela cazadora, es un pre calculado y constatado excedente anual de las poblaciones de especies cinegéticas que, ante el hecho de que la sociedad no desea ni permitirá jamás que exista una predación natural tan numerosa como para poder ser eficiente, han de ser necesariamente controladas, es decir, selectivamente cazadas o descastadas a lo largo de cada temporada.

Por ello, esos anuales  reequilibrados poblacionales se han de llevar a cabo gracias a la caza recreacional o de trofeos, o gracias a los descastes selectivos y eso y por ahora, aún genera los anuales dividendos que son totalmente necesarios para perpetuar la sostenibilidad de dichas especies y de sus hábitats o, como otra opción, se deberían lograr recurriendo a costosas alternativas al erario público tales como el trampeo, el anestesiado o las acciones de los recoveros que son los profesionales de los descastes.

Por su parte y gracias a la caza, otros relevantes y necesarios colectivos, entre los que se encuentran los vinculados a las orgánicas cinegéticas; a la industria armera; a la de las ópticas relacionadas con los avistamientos y la puntería; la hotelera, la gastronómica y la guarnicionera, sin dejar de mencionar a los esforzados guías y guardas de dichos cotos; los agentes forestales locales, los agricultores y ganaderos afectados; los imprescindibles cuerpos de bomberos rurales y al SEPRONA, estarán aprovechando o participando en cada nueva temporada haciendo que sus negocios y sus profesiones encuentren, durante cada época de caza, la adecuada respuesta económica a sus esfuerzos, a sus inversiones y a sus vigilancias.

Así acontece que España está considerada, a nivel europeo y mundial, como una de las grandes mecas de la caza recreacional y cada año, mas de un millón de cazadores nacionales, mas los miles de visitantes que vienen a cazar, generan, directa o indirectamente, mas de cinco mil millones de euros por temporada, que benefician a quienes la potencian y que, sobre todo, son la clave para que los cotos y las reservas de caza continúen existiendo y dando adecuado y sostenible cobijo ambiental a todos sus habitantes silvestres y de hecho, el Programa Agrario Comunitario, (el PAC de la UE), recomienda a España que bien aproveche todo lo que nos pueda deparar nuestra fenomenal oferta cinegética.

Si no existiese este, llamémosle, “tesoro verde oliva”, nuestros campos se dedicarían a otros menesteres, -de hecho y gracias a la montaraz orografía de nuestra maravillosa Península Ibérica, mas del 60% del territorio nacional está calificado y mantenido como coto o reserva de caza-, y entonces, reiterándolo, si no existiese la anual  y necesaria clientela cazadora y si no existiese interés económico alguno generado por las especies cinegéticas, en poco tiempo y tras un rápido y no controlado crecimiento exponencial, desaparecerían irremisiblemente pues se arrasaría la capa bentonica nutriente, y entonces, la letal y ya inevitable hambruna estaría garantizada y ante dichas superpoblaciones de especies cinegéticas, las epizootias, al estilo de la sarna sarcóptica, sería su sentencia final y masiva.

Esta realidad nos conlleva a difundir que hay gestores y cazadores de bien, la aleccionada gran mayoría, que procuran potenciar la caza o disfrutar de ella, ateniéndose a las reglamentaciones y limitaciones recomendadas por los expertos ambientales de cada comunidad, y otros, que no son dignos de ser calificados como cazadores y que están siendo cada vez  mas criticados por el descrito y respetuoso gremio cazador. trapichean irresponsablemente con la gestión de sus entornos o furtivean lo que pueden desacreditando la caza ante una opinión pública, -actualmente muy sensible ante cualquier mal uso de la Naturaleza-, por lo que la acción de unos pocos trasciende mucho ante el criterio del público, sobre todo urbano, que si se les brinda argumentos negativos generados por los inmaduros de la caza, no dudarán en convertirse, además, en unos convencidos anti-caza.

Actualmente y para conseguir que la gente no cazadora conciba la caza como una idónea y necesaria herramienta de gestión y control ambiental anual, se están potenciando diversas alternativas de información general mediática y entre ellas destacan algunos muy acertados medios de difusión televisiva o radiofónica, cuya misión primordial es educar y concienciar a sus espectadores y oyentes, sean o no sean cazadores o pescadores, para que disfruten de la Naturaleza como es debido.

Aparte existen multitud de revistas especializadas y otras, que no lo son, que también colaboran en la actual promoción y potenciación de la caza en España.

Las causas son diversas y para empezar, cada vez hay mejores entornos cinegéticos privados y mejores reservas de caza nacionales o comunitarias. Tanto es así, que a partir de nuestra adhesión a la Unión Europea, diversos proyectos ambientales que estaban enfocados a la creación de Parques Naturales se convirtieron, además y en base a las sugerencias del Programa Agrario Comunitario, en zonas de sostenible  y requerida gestión cinegética.

Desde entonces la cantidad y la calidad genética de las especies de caza ha aumentado y mejorado muchísimo en España y ahora, aunque durante cada temporada se caza menos,.- lo cual se está convirtiendo en un muy serio problema ambiental nacional, europeo e internacional.-,  es un hecho que se obtienen mejores trofeos lo cual y gracias al estudio de todos los logrados, es un éxito ambiental perfectamente demostrable.

En la caza menor, los ojeos de genuinas perdices rojas, siguen siendo el sumun cinegético social de esta modalidad en las que los y las mejores “escopetas”, es decir, las y los mejores tiradores, se disputan su prestigio a lo largo de cada temporada.

dsc_3066-2Pero para poder ofrecer las cientos de miles de perdices que nacen y se crían en el campo cada año, se habrán desarrollado muchísimos proyectos rurales siendo muy loables los que potencian la mejor calidad genética de sus piezas y tras las cacerías, se constata que mas del sesenta por cien de las que sobrevuelan los puestos, quedan indemnes y sirven para reforzar las que ya existen en el campo y, como será la abundancia así potenciada, que en los mas prestigiosos y extensos cotos de caza, las águilas imperiales y los linces, que dependen de las perdices, de los conejos y de los hábitats mas protegidos, han encontrado en ellos idóneos lugares donde vivir y procrearse adecuadamente, lo cual implica, irrefutablemente, que si no existiese su respectiva clientela NO EXISTIRÍA LA PERDIZ ROJA EN ESPAÑA y que no existe ni una sola finca dedicada a la existencia de la “patirroja”, creada altruísticamente por quienes conciben que esos ojeos son tan solo unas matanzas execrables e incircunstanciables.

Además, y relacionada con esta modalidad del ojeo, existe toda una industria de las armas pues cada cazador suele disponer de dos o tres escopetas de cañones paralelos o superpuestos, .- que han de ser de altísima calidad.-, ya que durante una buena cacería de perdices, se las irá cargando y sirviendo el secretario para que pueda tirar continuamente. Al poco, dichos cañones y sus recámaras, estarán a tales temperaturas que si no fuesen creadas para soportarlas sin que el metal se deforme, los tiros siempre errarían sus volátiles blancos. Por eso, los mejores fabricantes y artesanos se han ganado la fama que tienen y de España, la industria armera vasca tiene prestigio internacional, siendo SARRASQUETA una mítica marca que garantiza ilimitados aciertos si quien apunta sabe como hacerlo.

Aparte, también oriundas de tan bella tierra, se pueden encontrar excepcionales armas de caza entre las que destacan las creadas  por los especialistas de la firma GARBI quienes también conocen los mas refinados entresijos de la forja, de la balística, de las municiones y de la artesanía, lo cual hace que a la técnica mas avanzada se una el arte del grabado ya que cada pieza se personaliza según el gusto de cada cliente.

Como recomendación añadida de Pepe Viaji, uno de los mejores armeros de España, se aconseja vivamente a todo comprador de un arma de caza que visite a un profesional experto en estas cuestiones para personalizarla adaptándola a su particular ergonomía pues, entre otras mejoras, un adecuado ajuste de la longitud de su culata le permitirá un perfecto y rápido encare, lo cual incrementará mucho sus aciertos y además, si se trata de un rifle para caza mayor, la munición mas eficaz y la adaptación de la óptica que mas le convenga será muy conveniente.

A este respecto, hay mucha gente no cazadora que cree que usar potentes miras telescópicas es algo abusivo con  respecto a la pieza, pero lo cierto es que el ejemplar que va a ser observado agradecerá, sin duda, que su cazador pueda ser selectivo para evitar tirarla si es un espécimen que no debería ser abatido, y en el caso de serlo, para que le coloque el tiro con la mayor seguridad y efectividad posible con la finalidad de propiciarle el óbito mas letal y drástico posible.

Aparte, tan preciadas armas suelen ser guardadas y transportadas en maletines o en fundas diseñadas por los mejores guarnicioneros y repujadores del cuero y en esas lides, en VENTAS CON PEÑAGUILERA, en el corazón de los campos de Toledo, se pueden encontrar, aparte de fundas muy buenas y prácticas, verdaderas obras de arte que serán usadas por quienes puedan adquirirlas.

Como industrias añadidas, existe el mundo de la Taxidermia, que en algunos casos es asombroso, al estilo de lo que se puede comprobar en el excepcional Museo de la Caza  existente en Los Yébenes que han creado los admirados hermanos Garoz y como colofones añadidos,  toca ahora mentar la industria textil de la caza, exponiendo como mejor ejemplo español lo que ofrece la firma ONCA GEAR, y la del calzado afín y especializado teniendo como idóneas referencias, las firmas PAREDES y CHIRUCA.

Sublimando el asunto, España es toda una referencia mundial en el Arte Venatorio y entre muchos otros artistas, destacan las ilustraciones, los inmejorables dibujos y las cotizadísimas esculturas cinegéticas de nuestro ya añorado José Antonio Lalanda, los impresionantes óleos y murales de León Frías, las geniales ilustraciones de Pablo Capote, o las magnificas acuarelas de Mariano Aguayo.

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Retornando al tema principal, la caza menor del conejo, la liebre y todas las aves de caza, como el faisán, la becada, las palomas y las acuáticas que se pueden cazar, es todo un ritual que se reitera año tras año cuando terminan sus respectivas vedas en las que se respeta sus distintas épocas de reproducción y crianza mas, sin duda alguna, la caza mayor es la que genera mas emociones para todos los gustos y las economías.

Hay quien cree que cazar es algo reservado a una afortunadísima élite social, de hecho, ese es uno de los mas usados argumentos negativos por quienes desconocen la realidad del mundo cinegético para denostar la caza, y matizando que a partir de cierto nivel de demanda, los trofeos, .- que lo han llegado a ser gracias a muy grandes inversiones económicas para garantizar la idónea existencia de sus respectivas calidades genéticas y de sus cuidadísimos ecosistemas.-, suelen alcanzar elevadas tasas de abataje, pero también es cierto que se puede cazar venados, gamos, corzos, monteses y jabalíes representativos a precios muy asequibles en muchas fincas privadas, y que las batidas, los ganchos y las monterías de huidizos cérvidos y suidos, se reiteran fin de semana tras fin de semana en los cotos sociales que tienen todos los Ayuntamientos de la España cinegética, al estilo de el de Checa, en lo mas elevado del Parque Natural del Alto Tajo, que tiene 7.000 “alcarrianas” hectáreas y en el que las necesarias y muy asequibles cacerías se reiteran temporada tras temporada para los cazadores oriundos de ese gentil municipio.

Por eso, cada vez que se organiza una de estas cacerías populares y asequibles al “paisanaje y al ciudadano de a pie”, los bares, los restaurantes, los hoteles, las fondas y los hospedajes, que estarían vacías durante el otoño y el invierno, se llenan de peñas, collas y grupos de cazadores que festejan socialmente sus vivencias tras sus lances de caza.

A este respecto, hay regiones y comarcas de una España ambientalmente bendecida, cuya Naturaleza les ha sido muy benigna disponiendo de espectaculares paisajes de montaña donde el esqui se ha convertido en su eje económico, o de preciosas costas que atraen su correspondiente y masivo turismo, pero muchísimos enclaves de nuestros campos, no tan populares pero asimismo bellos, recónditos, mas naturales y por tanto, menos accesibles, solo pueden ofrecer sus alternativas de caza y esa oferta también las está convirtiendo en zonas económicamente agraciadas y por esa razón, y no por otra, los oriundos  se afanan en cuidar al máximo sus entornos cinegéticos.

Por otra parte y normalmente por falta de una adecuada presión venatoria en ciertos enclaves excesivamente preservados o erradamente gestionados, las Agencias del Medio Ambiente deciden eliminaciones selectivas para equilibrar las excedidas poblaciones de caza mayor o si es necesario, para erradicar de una zona dada, una especie  alóctona, .- a este respecto y como vigente ejemplo, expongo el problema de los Arruis, que en vez de afectar negativamente el medioambiente de las montañas de Murcia, deberían existir adecuada y naturalmente en el Alto Atlas marroquí que es de donde proceden.-, y entonces, solo cuando es ambientalmente necesario, los descastes selectivos de ciervos, gamos, rebecos, corzos o de cabras monteses, siempre realizados bajo el control de un cualificado guía profesional que decidirá a qué ejemplar tirar, son muy asequibles, gratuitos, o incluso incentivados cuando, por desgracia y por la razón expuesta al principio de este párrafo, se ha de declarar una Emergencia Cinegética en cuyo caso se pide a los cazadores locales que colaboren abatiendo lo antes posible,  todo lo que requieran las circunstancias cinegetico ambientales causantes de tal decisión y, cómo serán de preocupantes estas emergencias cinegéticas, que se suelen incentivar tal y como se hizo hace dos años en los extensos bosquedales y páramos cercanos a Molina de Aragón, ya que si entregabas siete orejas de cierva, la Consejeria de Medioambiente local te regalaba un precinto para poder cazar gratuitamente un ciervo a rececho y en berrea.

Como siempre, los excesos se pagan, y la correcta formación de los cazadores y la adecuada información mediática a la gente no cazadora, son las claves para que todo este engranaje funcione correctamente, y para esos menesteres y a modo de ejemplo genérico, -pues también existen otras entidades como la Federación Madrileña de Caza o diversas Universidades y Fundaciones ambientalistas con semejantes y loables empeños-, la Oficina Nacional de Caza que está muy involucrada en esos cometidos plantea, entre otras metas,  investigar científicamente los entresijos de la actividad cinegética y de las especies implicadas; divulgar los últimos conocimientos que existen sobre la materia editando textos con el fin de aleccionar a los interesados, y sobre todo y siguiendo las recomendaciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, (UICN), cooperar con el mundo agrario para que sus gentes se beneficien al máximo y éticamente de lo que les pueda brindar la potenciación adecuada y sostenible de la caza.

Como ejemplo de ese empeño en formar a los cazadores y a los gestores cinegéticos españoles, algunos cursos universitarios disponen ya de tres créditos de los de libre configuración con validez para las cinco Universidades de Castilla y León, logrando que estas titulaciones ya sean reconocidas por el resto de las instituciones universitarias españolas ya que se está estudiando la organización de cursos de postgrado y Masters que contribuyan a la formación de especialistas en ordenación y gestión de la actividad cinegética que es una materia de enorme y sostenible valor para la economía rural y la conservación de los recursos naturales y, complementando estas entidades, el Consejo Internacional de la Caza y de la Conservación de la Fauna Silvestre, (CIC), es la institución mas consultada que aconseja, a nivel mundial, acerca de cómo desarrollar proyectos ecológico-cinegéticos.

Como el mejor ejemplo español muy reconocido a la hora de aunar esfuerzos entre la ecología, la conservación y la caza bien deducida y aplicada, contamos con el impresionante MUSEO DE LA FAUNA SALVAJE que ha potenciado, cerca de Boñar y en la inmediaciones de Valdehuesa, el Dr. D. Eduardo Romero Nieto que se ha propuesto, a través de su Fundación coordinada con la Diputación de León, educar e informar, a quien lo visite, acerca de los entresijos de la Naturaleza y de la caza cuando es necesaria, ya que él, aparte de ser un conservacionista empedernido, también es uno de los mas prestigiosos cazadores del momento.

Este asombroso templo de la Naturaleza, ubicado en una elevada atalaya desde la que se disfruta de un precioso paisaje flanqueado por admirables montañas leonesas y con el gran embalse de El Porma en su boscosa base, también es una acreditada referencia nacional e internacional pues, aparte de su excepcional colección de especies de todo el mundo, todas ellas naturalizadas de una forma inigualable, se ha convertido en uno de los enclaves españoles mas relevantes para la reintroducción del Bisonte Europeo y además, potencia un aula científica que propicia comprometidos proyectos divulgativos y de investigación, siendo, por tanto, un Museo dinámico que sirve, entre otros fines, para difundir la bella comarca en la que se encuentra.

En parecidos empeños, también contamos con el Safari Club Internacional en España, que ha logrado, entre otros éxitos educativo-cinegéticos, recuperar las lagunas de Alcázar de San Juan en colaboración con la Junta de Comunidades, con el Ayuntamiento de tan relevante ciudad manchega, y  con la Fundación Caza y Conservación que creó y preside el también reconocido cazador D. Jesús Caballero, y por su parte, el Safari Club Internacional en Cataluña ha contribuido en la mejora de la vigilancia de las reservas de caza catalanas aportando, por ejemplo, sofisticados medios ópticos a todos sus guardas mayores.

Con todo este bagaje de proyectos y apoyos nacionales, comunitarios y privados, la caza se está convirtiendo, poco a poco y a medida de que los cazadores son mas responsables, en fuente de riqueza social, pero sobre todo, ambiental, y el futuro augura una correcta expansión que beneficiará a la España que ya está considerada por la Agencia del medioambiente de la U.E., como la mejor Reserva occidental de la Naturaleza y la biodiversidad europea.

Así pues, no es de extrañar que mucha gente se apasione con sus vivencias venatorias ya que entrar quedamente y al alba en un coto de caza, es como entrar en otra dimensión en la que no existen las preocupaciones de cada cual; ni el reloj que nos recuerda las citas o los débitos del trabajo, y por tanto, que suene un despertador antes de que comience a vislumbrarse el alba para vestirse con las ropas de caza, se convierte en otro reiterado ritual que se culmina cada vez que se empuña el arma y se sale al campo.

A ese respecto, hay quien elegirá una escopeta de caza y unos cuantos cartuchos y hay quien portará un potente rifle de precisión para abatir rebecos o monteses en lo mas agreste de las montañas y, ya sea a la espera o, mejor aún, a rececho, la caza “engancha” a quien lo prueba y con esa insaciable afición y gracias a lo que aporta económicamente cada uno de los cazadores, la fauna cinegética está  servida, y tocando el tema de su gastronomía, no hay mejor carne que la de caza pues lo que ingieren las especies cinegéticas no está adulterado con productos químicos, ni las piezas están engordadas artificialmente.

Quien conoce las delicias gastronómicas de la  caza sabe lo que es bueno y de las excelencias culinarias, se han de destacar la carne de Jabalí, la del Ciervo, la del Gamo y sobre todo, la del Corzo que es una auténtica maravilla.

En lo que atañe a este asunto, la mayoría de la gente urbana desconoce lo que acontece a las piezas de caza mayor una vez abatidas, y lo normal y reglamentado, es que sean debidamente aviadas y mantenidas en una cámara frigorífica, obligatoria en todos los cotos y reservas de caza mayor, para que sean analizadas por un veterinario especializado que garantice su empleo como alimento y que certifique la procedencia legal de la carne así potenciada.

De esta forma, se evitan problemas como la posible triquinosis del Jabalí y se dificulta enormemente la venta de carne de caza abatida furtivamente, negocio antaño muy típico de las regiones mas cinegéticas y que ahora es prácticamente inviable ya que si el restaurante que la ofrece no cuenta con los adecuados marchamos y certificaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo, la multa es muy cuantiosa y el cierre del negocio está garantizado.

Por otro lado, el mundo de la guarnicionería dará adecuado uso a las pieles obtenidas y los taxidermistas “devolverán” la vida a los trofeos abatidos por sus cazadores.

De la caza menor, el Conejo, la Liebre, el Faisán, las Palomas, los Ánades y las Perdices, cocinados en mil y una recetas magistrales, son otro éxtasis para el paladar pero quien ha probado una tostada braseada con paté de hígado de Becada, sabe lo que es realmente excepcional.

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Pero… siempre hay un  pero, para disfrutar de un ágape de caza, o nos lo sirven en un buen restaurante o nos comemos lo que cazamos, cerrando así, el círculo mágico de la caza del que el ser humano vivió hasta que se “inventó” la Agricultura, que, sin duda alguna, ha sido y continua siendo una necesaria opción nutricional para la Humanidad, pero eso no quita que sin saber lo que iba a deparar, quien descubrió lo que implicaba cultivar la tierra, propició la invasión, la alteración, la deforestación y el arrinconamiento de lo que va quedando de nuestra  actual Naturaleza.

De hecho y como ejemplo genérico, cuando el Coto de Doñana era el coto de caza que era, y las gentes que allí trabajaban reiteraban sus controladas quemas año tras año para proceder a cultivar a la antigua sus respectivas zonas de cultivo, existían conejos por doquier y por tanto, el lince campaba allí sin problema alguno, pero cuando por causas de evolución social generalizada, aquellas no extensas parcelas dejaron de ser quemadas y cultivadas, el conejo comenzó a desaparecer y el lince también, y allá por los 70, cuando ese extensísimo entorno fue convertido en Parque Nacional, los enfoques conservacionistas salieron al quite y hoy ya podemos intuir que si todo va bien, su sostenible y perdurable existencia se habrá asegurado pues, según el criterio de la UICN, que es la entidad ambiental mas relevante a nivel mundial, la especie del Lince Ibérico ya se ha “sacado” de la lista de especies en máximo peligro de extinción y recientemente, la han incluido en la lista de las especies en peligro de extinción, pues, aparte de todo lo que se ha hecho durante mas de 30 años, por parte de sus iniciales cuidadores, y gracias a los cientos de millones de euros que se han otorgado para conseguirlo, en los últimos tres años, la población del lince ibérico ha llegado a tal punto, que ya se han soltado bastantes especimenes en nuestras serranías mas montunas y en esa ultima fase de asentamiento de  esta emblemática especie, la entidad “Amigos del Águila Imperial y del Lince Ibérico”, es decir, un grupo de personas estrechísimamente vinculadas a la caza, ha sido quien ha logrado asentar dicha especie en sus extensos Cotos cinegéticos donde las perdices y los conejos garantizan la debida nutrición a tan representativas especies españolas.

Para finalizar,  toca ahora mentar que la caza se puede disfrutar de diversas maneras y todas ellas ofrecen mil y una vivencias. De la caza menor, casi todos coinciden en que deambular por un cerrado bosque atentos a las muestras de un entrenado perro de caza especializado en localizar y levantar becadas, es la quintaesencia del asunto, pero asimismo, cazar perdices, faisanes, conejos y liebres, solos o en mano y a base de patear campo o participar en una jornada de ojeo viendo pasar nutridos bandos de perdiz roja, genera suficiente adicción como para repetir año tras año y, mención aparte, todo el mundillo de las acuáticas y de los pasos de palomas tiene muchísimos incondicionales.

Con respecto a la caza mayor, la gran familia cazadora disfruta de tres conceptos básicos que son: Las esperas, en las que se viven emocionantes momentos de intrigas, silencios, escuchas, deducciones, avistamientos y lances; el rececho, en el que el sigilo, la astucia y la veteranía venatoria es lo que manda y… en donde, cómo y cuando se permite, el reclamo, que es la culminación del intenso dialogo emocional y físico existente entre el cazador y su pieza que es atraída mediante la imitación de su respectivo lenguaje hasta que queda a merced de quien conoce a fondo la etología de las especies que caza y así acontece, que quien domina ese arte acústico, tendrá mas opciones de éxito en la época de la berrea de los ciervos, la ronca de los gamos y la ladra de los corzos, que es cuando se puede ser mas selectivo, logrando, si se dejan cazar, los trofeos mas espectaculares que tienen los ejemplares que ya no interesan como reproductores.

Para los mas avezados, la caza de Alta Montaña está ahí, como un gran desafío anual, y algunos de nuestros rebecos y nuestras oriundas cabras monteses quedarán en el punto de mira de sus respectivos cazadores y culminando al colectivo relacionado con la caza mayor, los cazadores con arco, siempre como complemento a los que emplean sus armas de fuego, van emulando a nuestros prehistóricos antepasados auto exigiéndose el mas difícil todavía, y la recuperación de este antiquísimo arte cinegético se está expandiendo en todo el mundo y día a día, dado lo que ofrece, dadas las dificultades que entraña, y dadas las emocionantes vivencias venatorias que genera pero…, de ese asunto, ya comentaremos sus entresijos en otra ocasión.

Ahora y para finalizar, remato estos comentarios con una reflexión que tiene que ver con el titulo que he elegido.

Así pues, con cierta ironía pero con gran preocupación, hemos de preguntarnos si los “antis” de nuestra actualidad, estarán presionando a los  políticos que desean sus numerosísimos votos, a que se termine la veda de los cazadores… ¿estarán consiguiendo, como ya lo han logrado en Albania, que se prohíba la caza en la Unión Europea?

Por todo ello, que nuestro buen quehacer y nuestro comportamiento cinegetico- conservacionista sean las realidades que lo impida.

FOTOS: JOSÉ MANZANO